Apidya: retroanálisis

En la segunda mitad de los ’80, la plataforma Amiga era indiscutiblemente la reina del entretenimiento multimedia, quizá con la salvedad de los salones recreativos. E incluso con esto, el ordenador personal proporcionaba unas experiencias que no podían conseguirse en el arcade. Aunque para entrados los ’90 las tornas cambiaban, seguían apareciendo joyas como Apidya (1992).

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El juego fue desarrollado por la alemana Kaiko, siendo su segundo juego. La distribución corrió a cargo de los británicos Team 17, autora a la postre de algunos de los mejores títulos como Worms (1995) o Alien Breed (1995). A falta de títulos japoneses para el catálogo del Amiga, la idea de sus autores fue llevar el estilo con un juego original. De ahí al estilo gráfico y a la peculiar pantalla de título escrita en katakana. El II que luce el título es puro postureo, porque ni existió nunca una secuela ni se trataba de una.

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¿Qué narices es ese II?

El juego consiste en un shoot’em up al puro estilo de Gradius (Konami, 1985). El juego permite recolectar unas flores, que son usadas para ir mejorando la nave progresivamente, igual que en dicho título. También incluye elementos de R-Type (Irem, 1987) como el estilo de una de las fases y la capacidad de «cargar» el disparo. En el papel podría parecer un pastiche como otros tantos, pero tiene muchos elementos originales como para preocuparse del detalle de dónde se inspiraron.

El estilo gráfico imita a los mangas japoneses, y la intro recuerda en el dibujo a la de Turrican II (Rainbow Arts, 1991). El autor del arte del juego distinto, Frank Matzke, que curiosamente acabó como pez gordo de Bethesa. Fuera de la presentación, el estilo gráfico del juego en sí es único: el protagonista es un mago que se transforma en una abeja, y sus enemigos son los insectos y habitantes típicos de la hierba. Desde mosquitos que disparan pequeños proyectiles hasta caracoles artilleros.

La dificultad del juego no es especialmente diabólica, pero es implacable con los fallos. Un impacto y pierdes todas mejoras conseguidas, y encima hay checkpoints. Las vidas, limitadísimas, te las pulirás como pipas. Si consigues ir de corrido durante la fase, fenómeno; pero como te maten en un momento clave ya puedes ir rezando.

El aspecto gráfico del juego es notable, sin llegar a los niveles de Agony (1992). No obstante, los decorados y enemigos son muy coloristas y originales. No conozco ningún otro juego shoot’em up sobre el microcosmos de los insectos.

El juego cuenta con cinco niveles, de dificultad creciente y divididos en dos o tres fases. El primero es asequible, pero el resto son muy retorcidos y cualquier error es fatal. La dificultad es similar a juegos como R-Type II (1989), del cual se inspira de forma evidente en uno de los niveles. Incluso el sprite de la abeja cambia para ponerse una armadura, que por supuesto no aguantará ni un arañazo. El quinto nivel sólo está disponible en dificultad normal o superior, y es un gauntlet contra varios jefes. (gauntlet es como llaman los angloparlantes a un pozo o foso donde luchar contra enemigos sin parar)

Al ser un juego alemán, se aprovecha la resolución PAL completa y no hay una franja negra debajo. Además, está preparado para ser jugado a 50 Hz y la música funciona a la velocidad adecuada en territorio europeo. Esto es muy de agradecer, después de jugar a juegos americanos, casi ninguno adaptado.

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A mitad del juego cambia el sprite de la abeja. La armadura es más falsa que un duro de madera.

Por supuesto, al encargarse de la música el veterano Chris Hülsbeck, ésta se convierte en uno de los puntos fuertes del juego. Las melodías tienen un buen sonido y son pegadizas, aunque no usan el formato TFMX7 (como en Turrican II [1991]) y están limitadas a 4 o 3 canales. De dicha música, el autor ha realizado diversos arreglos que ha tocado en directo y vendido en CD. Los efectos de sonido, sin bien algo discretos, acompañan al juego correctamente. Me ha causado una curiosidad el oír que el sonido al pausar el juego es el mismo que hace mi frigorífico cuando la puerta se queda abierta. 😀

En el vídeo, un servidor trata de jugar a este juego y le machacan a la primera de cambio. El juego es durísimo, así que la última fase ni la conozco. No obstante, el amigo The Punisher (que parece que se le da mejor que a mi) hizo una review hace tiempo donde se pueden ver los jefes finales.

En definitiva, uno clásico exclusivo de Amiga que, si bien sigue sin ser un juego japonés, hace que no se echen en falta los clásicos como Gradius en la plataforma Amiga. De todas formas tampoco es que falten alternativas: los propios R-Type tuvieron un port de lo más decente en este sistema. Un grupo de aficionados trató de hacer una versión para PC en 2002, pero parece que han desfallecido en el intento y se quedó sin terminar. Siempre nos quedará el WinUAE.

Un comentario en “Apidya: retroanálisis”

  1. Gracias Krusher!!!.. En realidad la review aunque esté en Amigamanía, es del gran Spidey, que parece que también se le da mejor que a mi lo de matar abejorros…

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