La compañía Blizzard no es prolífica en títulos. A pesar de llevar 25 años con nosotros y de estar en el taco, no habrán publicado más de 15 juegos. Su filosofía es parecida a la de id: se lanzará cuando esté listo. Sus éxitos, sin embargo, son bastante notables: las sagas Warcraft y Starcraft lo atestiguan. Pero esta vez prueban algo distinto.
Overwatch, que es como se llama la criatura, se ha definido como un MOBA en primera persona. ¿Has jugado alguna vez al DOTA2 (2013), al League of Legends (2009) o similares? Pues eso, pero de tiros en lugar de estratégico. Blizzard ya tiene un MOBA al estilo tradicional, Heroes of the Storm (2015), ¿qué aportará el nuevo juego al sobresaturado plantel de estrategia por equipos?
Por suerte para los tiesos como yo, Blizzard decidió realizar una jornada de puertas abiertas el fin de semana del 6 al 8, permitiendo a todo quisque curiosear en la beta del juego, completamente de balde. Tiempo más que suficiente para hacerse una idea de qué nos depara el juego de marras. De hecho, con 30 minutos sobra para formarse una opinión y decidir comprarlo.
En primer lugar, aunque se haya definido como un MOBA en primera persona, el juego se parece mucho más a Team Fortress 2 (2007). No estamos realmente ante nada nuevo, esta saga comenzó como un mod del Quake (1996), aunque naturalmente la evolución salta a la vista.
En comparación con otros juegos de tiros en primera persona por equipos, Overwatch sale ganando en varios aspectos. Primero, es muy rápido y de acción instantánea, pero no se limita a combates en los que dos becerros se disparan en una pugna sobre quién es más bruto de los dos. Desde luego no es un arcade puro como Unreal Tournament (1999), y de hecho gratifica el juego en equipo, pero no el quedarse escondidos como nenas como en muchos juegos modernos.
Otro aspecto a destacar son sus personajes. Es cosa común en juegos de este tipo el disponer de varios, cada uno con su personalidad y sus habilidades, pero llevado a la primera persona esto nos permite nuevas dimensiones. No sólo se trata de un diseño más personal, sino que tenemos algo más variado que simplemente poder realizar curas o ataques en área.
Cada personaje tiene un disparo principal, uno secundario y una forma particular de saltar. Todos son distintos, desde el habitual fusil para asaltar a nuestros rivales a pistolitas que dan fresquito al enemigo, pasando por gatlings estacionarios para convertirse en un búnker o espadas ninjas para lonchear al personal. Hay incluso lugar para la polémica, suscitada en este caso por una de las poses de victoria del personaje Tracer, tan ridícula que no vale la pena comentarla demasiado.
Además de los disparos, todos los personajes poseen una habilidad específica, que puede ser un campo curativo, una granada, una pared de hielo… hay tantas como personajes, y el buen uso de éstas en equipo es lo que suele determinar el destino de la partida.
Por último, cada personaje cuenta con una habilidad especial que se recarga consiguiendo puntos para nuestro equipo. Al activarlas, algunas son devastadoras y pueden llevarse a varios contrarios en el momento simplemente apuntando al lugar correcto. Otras son virguerías que requieren manos habilidosas, tanto como para destruir al enemigo como para defender a nuestros compañeros.
El diseño de los personajes es realmente bueno. Es cierto que son personajes arquetípicos de la fantasía y la ciencia ficción, pero por otra parte nadie espera revolucionar la narrativa universal en un juego de tiros. Sin en algo puede destacar Blizzard es en su capacidad artística, contando con un gran elenco de diseñadores y dibujantes de primer nivel.
Se echa en falta, por supuesto, que estuvieran más equilibrados. Es de imaginar que, precisamente por eso, hayan decidido hacer pública esta beta que, por otro lado, está tan pulida que podría pasar prefectamente como una versión de produción.
El diseño artístico está a la altura de los mejores del momento. No sólo los personajes están cuidadosamente diseñados y modelados. Todos los aspectos, desde los menús hasta los detalles de los niveles, parecen haber sido creados con mimo por los artistas.
Otro detalle que me ha encantado es el doblaje, que es de los más destacados del momento. Si en Starcraft II (2010) ya vimos (oímos) un salto de calidad, Overwatch se asienta en la pretensión de incluir actores de doblaje de primer nivel. Sin ir mas lejos, uno de los personajes está doblado por el mismísimo Ramón Langa, que conocerás por ser la voz de Bruce Willis.
Los jrafikazorls saltan a la vista. Ojo porque mi pobre PC no puede con su vida si establezco los ajustes en calidad muy alta, pero aun así se nota un juego a la vanguardia. El motor gráfico es sólido y vistoso, y aún así permite jugar sin problemas con un ordenador modesto como el mío. Nada de retrasos en la entrada, y todo jugabilidad.
Por supuesto no todo son los jráfikorls. La jugabilidad (y la facilidad para jugar) en un juego tan competitivo como este es imprescindible y depende mucho del diseño de niveles que se haya realizado. No habrá ningún problema con esto, o eso parece. La beta ya de por sí tiene un diseño cojonudo y permite jugar si torpezas tipo «hay una piedra en el suelo y el personaje se queda parado corriendo».
Algo que sí puede ser un pequeño es su curva de dificultad. En otros juegos, como la saga Quake o Unreal Tournament, se puede jugar desde el minuto 1 sin tener ni idea y aún así divertirse. Los controles son sencillos: tienes que moverte, esquivar al otro bastardo y reventarle a balazos. Overwatch es un poco más complicado.
Cada personaje cumple cierto rol (asalto, defensa, francotirador, apoyo, etc), y cada uno tiene habilidades muy específicas. Algunos son directos e intuitivos, pero aun así no puedes ir a lo loco y ya. Es necesario apoyarte en tu equipo, y por supuesto que éstos te lo proporcionen.
Ni que decir tiene que esto significa que, o bien tienes amigos el juego (bueno, o un equipo que trabaje como tal) o acabarás jugando con 6 francotiradores y perdiendo como un campeón. Esto, unido a que el manejo de muchos de los personajes dista de ser trivial, hacen de este juego algo muy competitivo y probablemente no apto para una acción rápida, pese a que la jugabilidad lo permitiría perfectamente.
Esto no trata de desanimar a un jugador singular, pero la sensación de un servidor es que este juego se va a convertir en carne de juego profesional, con importante apalizamiento de novatos.
Pese a todo, el juego implementa un sistema de matchmaking que tratará de que a los novatos no les toque jugar con un profesional coreano que vive de jugar a juegos así. Esto se determina, como es habitual, con niveles de experiencia. Afortunadamente, salvo para adquirir nuevas poses y aspectos para los personajes, no sirve para gran cosa.
De momento, los planes de Blizzard parecen ser el otorgar todo el contenido en el momento de la compra del juego (unos 50 pelotes en PC, 65 más o menos en consolas). No hay planes para DLCs, pero si tuviera que apostar lo haría a que habrá, al menos, poses y aspectos premium que sólo se desbloquearán pasando por caja.
Ni que decir tiene que el juego se integra perfectamente en la plataforma Battle.net, de modo que los forofos de Blizzard podrán seguir manteniendo contacto con sus compañeros de hermandad para ser llamados a la raid de las once. No habrá suerte si tus amigos son más de consolas: no hay planes para dar soporte al juego cruzado.
La pregunta es, ¿sabrá hacerse un hueco? Apuesto que sí, por dos razones fundamentales: es un juego extraordinariamente vistoso y pulido, y además cuenta con la firma de Blizzard, que ya cuenta con una cartera de jugadores fanáticos.