¿Videojuegos sobre Indiana Jones? Por supuesto, y alguno de ellos muy buenos. Los favoritos de todo el mundo son Indiana Jones and the Last Crusade (1989) y Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1993), ambos de la propia Lucasarts, grandiosas aventuras gráficas. Pero hay un juego verdaderamente singular… aunque no exactamente un videojuego.
Indiana Jones: The Pinball Adventure fue diseñado por Mark Ritchie para Williams en 1993. Se trata de una de las mesas de petacos más popular de todos los tiempos, y salió justo en el momento adecuado. Estos juegos aún eran populares, la tecnología por fin permitió que tuvieran un sonido y vídeo de película, y se basaron en una aún reciente aclamada saga.
Esta mesa de pinball está construida alrededor de la tecnología SuperPin de Williams, que anteriormente produjo otros juegos como Twilight Zone (1993) o Addams Family (1992). Se caracterizaban por su pantalla LCD, usada ahora como nunca para mostrar escenas de las películas, y ahora por su novedoso sistema de sonido DCS. Por fin un pinball con sonido digital envolvente, que hace que algo tan aparentemente vano como un juego de pinball nos meta de lleno en las películas.
El sonido es sin duda una de las características más destacadas de la máquina, pues incluye voces digitales de la película para cada escena. Además, la narración del juego corre a cargo del propio actor original de Sallah, John Rhys-Davies. Se han incluído también algunas muestras de Star Wars, como el sonido que hace el Halcón Milenario cuando no arranca el motor superluz, para complementar los sonidos de rampas y objetivos. Todo regado por los maravillosos compases de la banda sonora original compuesta por el inefable John Williams, el mago tras la música de muchas películas de George Lucas y Steven Spielberg.
Oh, pero el juego en sí no se queda atrás. Es una mesa particularmente bien diseñada, con rampas, trampillas y agujeros por todas partes. Igual que todas las máquinas similares hay puntos ciegos y ranuras por donde la bola se pierde irremediablemente, pero esta hornada de mesas incluyó una serie de características para que la experiencia no fuera tan perra. Primero, al inicio de cada «bola» tenemos Eternal Life (como la del Santo Grial), que nos dará otra oportunidad si se nos cuela demasiado deprisa. También se puede activar Narrow Escape, que recuperará la bola en determinadas circunstancias si se cuela por un raíl exterior. Por supuesto también puede forzarse con un empujoncito…
Como otros juegos del sistema SuperPin, la máquina ofrece modos de juego que se activan colando la bola en agujero correspondiente. No es el primer juego que hizo esto, pero sí el que probablemente mejor lo ejecutó al ser estos modos de juego escenas de las películas. En total tenemos una docena de eventos aleatorios disponibles de la trilogía original, algunos de ellos que se juegan directamente en la pantalla de vídeo con los controles de los flippers. En estos modos de juego tendremos alguna tarea: hacer loops, colarla en algún sitio en particular, tocar la diana indicada, etc. Todo ello por supuesto para aumentar hasta la estratosfera nuestra puntuación. Las escenas que podemos (más o menos) protagonizar son la de las vagonetas, la persecución a caballo del tanque nazi, las calles de El Cairo y otras muchas más, cada una con los sonidos de las películas.
La pantalla naturalmente no puede ofrecer mucho realismo, pero sí que acompaña extraordinariamente bien el juego con escenas sacadas (o redibujadas) de las películas. Mención especial merece la escena del modo multibola, en la que, como no podía ser de otro modo, al profesor Jones le persigue una bola gigante. Que es algo de lo que va bien surtida esta máquina: tres modos distintos. Uno es el clásico en el que tenemos que «encerrar» tres bolas para activar y podemos ganar el famoso jackpot, otro de dos bolas que accederemos pegándole a una bola cautiva que hay en la mesa, y el más espectacular de todos: un modo de 6 bolas simultáneas que corresponde con el modo de juego «el pozo de las serpientes». Una verdadera locura, increíble de jugar. Para los más expertos existe un cuarto, también de seis bolas, que se activa tras jugar a todos los modos disponibles, en el que podremos ganar la friolera de mil millones de puntos.
Al juego no le falta de nada. Es una mesa verdaderamente bonita, con montones de adornos de las películas, y detalles verdaderamente buenos: uno de los surtidores de bolas está basado en un ídolo inca, y al dar vueltas soltará bolas que hayan sido bloqueadas o coladas en algún sitio y que aún estén en juego. La «palanca» para poner bolas en juego es totalmente electromecánica, y no es otra cosa que el revólver de Indy. Al pulsar el gatillo «dispararemos» la bola a la zona de juego de la mesa, con sonido y todo. No es de extrañar su enorme popularidad.
Ya hace 25 años que jugué a este pinball. Por desgracia parece que ya los pinballs no son populares, y los bares ya no vienen con uno. Ahora son complicados de encontrar, y más aún el de Indiana Jones, ya que al tratarse de montones de componentes electromecánicos y partes móviles se rompen más que un repuesto chino. Estos repuestos, aunque no sean chinos, son muy difíciles de encontrar hoy día, salvo las ROMs, que al menos se pueden descargar libremente del fabricante. La escasez y la popularidad de esta máquina ha provocado que sus precios se disparen: las más destartaladas se venden por más de 4000 euros, y algunas han llegado a superar los 8000 mortadelos en subastas.
Una forma de rememorar este juego grandioso es a través de un simulador de pinball. Resulta que hay personas que se han tomado la molestia de desmontar, escanear y ensamblar en 3D los diseños originales, permitiendo simular la experiencia en el PC. Al tratarse de una máquina digital, además se puede emular el hardware original junto con su ROM, de modo que tendremos en pantalla las escenas de vídeo y el sonido tal como se pudo oír y ver en su día. ¿No es maravilloso? Quizá un día me atreva a escribir sobre cómo poner en funcionamiento esta máquina. Mientras tanto, he aquí un pequeño vídeo que he grabado. (ahorraos vuestros comentarios sobre lo malo que soy)
En 2008 se construyó, como homenaje imagino, otra versión de la mesa, totalmente rediseñada, que incluía también elementos de la cuarta película, El Reino de la Calavera de Cristal, de ese mismo año. Más moderna, con mejor sonido, aunque curiosamente usa la misma tecnología de la primera y tiene exactamente la misma pantalla, para reproducir la experiencia de 15 años antes. No obstante se centra más en esta última película, por lo que en opinión de este humilde chulón tiene menos atractivo.
Espero poder volver a jugar a esta maquinita antes de irme al patio de los callaítos algún día. ¿Quién sabe? Lo mismo algún coleccionista que tenga un bar se atreve a exponerla, so peligro de que manos pringosas la profanen… Mientras tanto, mis agradecimientos a mis amigos, los aficionados al pinball, que me asesoran en este artículo:
- La trampilla inquieta
- La bola humana
- Don Flipper y don Petaco
- El agujerito sátiro
- La rampa ocultona
- Y por supuesto, don Me-Cago-En-Sus-Muertos-Ya-Se-Ma-Colao.
Sed felices, y recordad estas preciosas máquinas, aunque sólo sea para dar la vara a vuestros hijos de cómo nos divertíamos con ellas.
Finalmente lo conseguí: https://twitter.com/axelei/status/1475579807199080450
😊