La veterana saga Civilization ya era alabada en el 99, y aunque su número ha ido aumentando con los años (ya son 6 juegos) la realidad es que esta es su verdadera secuela. Sid Meier, junto con Brian Raynolds, dejaron Microprose y fueron a parar a Firaxis, en los que se sintieron cómodos para realizarla.
Naturalmente se esperaba que el resultado fuera una de las referencias del género de la estrategia por turnos, pero Alpha Centauri es más que esto: es un juego con verdadera entidad propia, que cosechó puntuaciones altísimas y que dejó con la boca abierta a toda la crítica especializada. Este humilde chulón cree que se trata del juego más grande en el género de 4X. (eXplorar, eXpandir, eXplotar, eXterminar)
El planteamiento, como se intuye, es el de una secuela de Civilization, concretamente de su segunda parte. Como es de sobra conocido, uno de los objetivos de victoria de este juego es construir una nave espacial, y es aquí donde parte el juego que nos ocupa: la nave Unidad (por Naciones Unidas) lleva a colonos de toda la tierra diferentes culturas a un periplo que culminará en Planeta (Quirón), orbitando la estrella Alfa Centauro. Un argumento que ya es interesante de por sí, pero que es mucho, muchísimo más según avanzamos en el juego.
Poco antes de llegar a Planeta, el capitán de la Unidad es asesinado, y el conflicto que estalla entre las diferentes facciones de la gran nave termina por dividir a los colonos en diferentes cápsulas de salvamento. Los Morganistas, unos fordianos cuya codicia no conoce límites. La Universidad, investigadores sin ética… Entre otros tantos, los medioambientalistas seguidores de Lady Deirdre Sky, las Hijastras de Gea, protagonistas de la historia principal del juego. Todos ellos con carismáticos líderes con propia personalidad, cuyos defectos y virtudes definen las relaciones entre sus culturas, sus apoyos políticos y también los conflictos militares.
Pero parece que Planeta es más que un simple escenario de campaña para nuestros protagonistas. Su vida nativa, los gusanos mentales, es hostil a los colonos y sus proyecciones psíquicas hace enloquecer a la más aguerridas de las tropas. Esto es sólo un indicativo de una verdad terrible: Planeta está vivo, y guarda un gran secreto para el que consiga escucharlo. A partir de ahí, este humilde chulón recomienda encarecidamente jugar la campaña, cuyo argumento rivaliza con las mejores novelas de ciencia ficción de clásicos como Isaac Asimov o Arthur C. Clarke. Los argumentos de juegos como Mass Effect (Bioware, 2007) te parecerán un telefilme de producción barata. No sólo eso, sino que todo está atado y no se ha tenido que hacer ninguna concesión a la jugabilidad, es un gran todo coherente que se puede explorar por su historia, sus escenarios o su gran árbol tecnológico.
Un juego que tiene un fortísimo punto en su argumento, su guión y su historia. Por su puesto no se queda ahí: como juego está a la altura de Civilization II (Microprose, 1996) y de otros grandes. Es verdad que no es la misma emoción de ir descubriendo tecnologías desde los albores del hombre, pero la alternativa es igualmente grata. En un territorio inhóspito como Planeta las tecnologías que se descubrirán serán para adaptarse a este terreno hostil, pero también para ir más allá en tecnologías futuras que podemos leer en las mejores novelas de ciencia ficción dura.
El desarrollo del juego es familiar para los que hayan disfrutado de juegos similares. Se empieza con una colonia (ciudad) que se irá expandiendo, se construyen unidades trabajadoras y miliares, se mejoran las ciudades con construcciones y amenidades para nuestros habitantes… y entonces nuestras fronteras entrarán irremediablemente en contacto con otras. Ahí entrará la diplomacia entre facciones, las negociaciones, los tejemanejes… y la guerra. Bueno, no tenemos a Ghandi amenazándonos con armas nucleares, pero igualmente la general Corazón Santiago nos machacará con su poderoso ejército si somos tan necios como para interponerse en su camino.
Una de las novedades que incorpora el juego respecto es su antecesor son sus gráficos 3D para las unidades, que se unen al mundo isométrico que ya conocíamos. Sin embargo no se trata de unidades poligonales como estamos acostumbrados a ver, sino que el juego incorpora un motor de vóxels que construye unidades y vehículos según nuestras especificaciones: armamento, chasis, habilidades, escudos, et cétera. Podemos hacernos con vehículos rápidos para exploración, infantería con poderosos lanzacohetes, aeronaves con un reactor de sabe-dios-qué-es-eso, y misiles nucleares, faltaría más.
Así, los gráficos del juego, que ven mejoradas a las unidades, es una expansión de lo visto anteriormente. Lo malo es que también se hereda el modo de 256 colores, que no es tan bonito como debería y que puede ser complicado de usar en ordenadores y sistemas operativos modernos. Además, Planeta no es precisamente un vergel paradisíaco y la mayor parte de su geografía son rocas marrones o una xenofungosidad púrpura. No hubiera sido nada difícil hacer un mundo más colorista, pero se ha optado por unos tonos más apagados que van mucho más con la atmósfera de ciencia ficción del juego. El resultado es áspero, aunque ciertamente no se le puede reprochar gran cosa…
En el apartado sonoro del juego lo primero que hay que destacar es el genial doblaje con el que cuenta el juego. Lo mejor de todo es que está completamente en castellano, y la traducción y el doblaje en nuestro idioma es genial. No se oyen muchas voces conocidas, pero aún así la calidad del trabajo es realmente profesional y nos e le echa nada en falta. Las tradicionales citas históricas que acompañan a las tecnologías y elementos del juego no faltan en esta ocasión, siendo a veces los propios personales los que discurren sobre las mismas, como protagonistas incluso. Todo ello que la historia se sienta más viva y fresca, como si su genial argumento fuera poco.
La música del juego no es un aspecto tan destacable, y aunque los pequeños cortes musicales hagan mucho juego con la temática de ciencia ficción no nos acompañará durante todo el trayecto. No es una sorpresa, ya que así fueron los anteriores juegos, aunque no contaremos esta vez con una música temática para cada civilización. Se echa en falta que hubiera una banda sonora durante el juego, aunque siempre puede echar uno mano de otras bandas sonoras para ponerlas durante el juego. Mi recomendación es, por supuesto, la genial banda sonora de Jon Hallur compuesta para el MMO Eve Online (CCP Games, 2003).
Hasta aquí, el juego es todo un dechado de virtudes que sólo por su argumento de ciencia ficción debería ser jugado por todo aficionado que se precie. Encima es divertido, desafiante, tremendamente adictivo y aguante bien el paso del tiempo. La revista PC Gamer le dio nada menos que un 98%, empatando hoy día sólo con Half-Life 2 (2004, Valve). Otras publicaciones le otorgaron puntuaciones similares, y recibió numerosos premios de la prensa especializada que lo encumbraría como uno de los juegos de culto más laureados de su época. Hoy triunfan más juegos tipo Defense of Legends donde quinceañeros gritan a sus compañeros de equipo que son unos inútiles e insisten en haber tenido relaciones sexuales con sus progenitoras. Pero tampoco pasa nada, ellos se pierden una experiencia verdaderamente profunda y adulta. Ya se sabe, no está hecha la miel para la boca del asno.
Pero no se vayan, hay más. Los payos no esperaron ni un año y ya tenían esperada una expansión-secuela: Alien Crossfire (Fuego cruzado alienígena). Además de ampliar el juego original con nuevas facciones, opciones, unidades y posibilidades; esta expansión resuelve algunas de las incógnitas claves dejadas en el juego, e introduce a dos civilizaciones muy especiales: los Usurpadores del Múltiple y los Celadores del Múltiple, dos facciones de una especie alienígena con dos ideas opuestas (y agendas políticas) sobre Planeta. Tan opuestas que no hay negociación posible entre ellas, ya que su falta de entendimiento surge de que una de sus ideas puede salvar a Planeta o destruirlo. Sólo falta saber cuál es la correcta… pero sobre todo cuál es la que necesitamos. O queremos.
Para los no iniciados en los juegos 4X, se trata de una estrategia por turnos en la que tenemos que planificar la expansión de un imperio, así como su milicia y su mantenimiento. Además, es muy importante desarrollar una diplomacia sólida con el resto de las civilizaciones, y por supuesto sopesar las ventajas y desventajas de emplear una táctica u otra en función de nuestros recursos o las fortalezas de nuestro imperio. En el transcurso de la partida, deberemos emplear nuestros recursos en avanzar científica o militarmente, en expandir nuestras ciudades y adoptar una forma de gobierno que nos permita desarrollar nuestros planes. Puede llegar a ser tremendamente adictivo, de ahí el cliché de «sólo un turno más».
Ni que decir tiene que Alpha Centauri cuenta con modo multijugador, pudiendo ser en red o en un solo ordenador. Pero el más interesante en su época era el play-by-email, en los que los jugadores enviaban las órdenes de su turno por correo a todos los asistentes de la partida. Esto en la era de Internet tiene menos sentido, dado que se tiende a centralizar los juegos en servidores permanentemente conectados, pero en los 90 era la forma de jugar a los juegos por turnos. Que le pregunten a los jugadores de VGA Planets (Tim Wissemann, 1991) qué tal era jugar de esta forma. Alien Crossfire añadió un modo de turno simultáneo, en el que todos los jugadores podían realizar el turno al mismo tiempo para agilizar el juego.
Este es sin duda un juego que aguanta el paso del tiempo, no sólo por su genial argumento sino por sus gráficos y su sonido, fundamentalmente en 2D. Es verdad que ya se ha comentado que no es particularmente colorido, pero también que es admisible en su atmósfera y que la falta de música no es difícil de suplir. Sin embargo hay una dificultad que hay que resolver para jugar en ordenadores modernos, y es que su motor de voxels se atranca con los microprocesadores modernos y en Windows NT. Por fortuna, hay una versión (que además es barata, 5 pelotes ahora mismo) en Good Old Games que está preparada para todo esto, aunque solo disponible en inglés, y aún así puede requerir ajustes adicionales. Afortunadamente, el Clan Dlan ha preparado un parche para volverlo a poner en cristiano.
Aunque he de advertir que no es un juego para todo el mundo, para todo aquél que tenga un poco de paciencia y le guste la estrategia auténtica es un clásico imprescindible y atemporal que debe jugarse sí o sí. La crítica no miente, se trata de uno de los mejores juegos para PC que se hayan hecho jamás.