Hay pocas plataformas tan queridas como Amiga. Esta serie de ordenadores de Commodore llegó a mediados de los 80 y trajo una potencia de 16 bit inaudita hasta el momento con, como mucho, los Atari ST a la zaga. También es la plataforma cuyos fans son más acérrimos a la misma, con permiso de la demoscene del Commodore 64.
Lo que es indiscutible es que sus juegos fueron tan influyentes que hoy en día seguimos usando fórmulas inventadas en la época. Pero, ¿cuáles serían los más representativos, influyentes y en definitiva mejores juegos del Amiga? Me permito elegir el siguiente puñado de diskettes de entre todos sus tesoros.
Turrican II: The Final Fight
Probablemente la obra maestra de Manfred Trenz, pese a que el menda sigue sosteniendo que la versión principal de este juego es la de Commodore 64. Para mear y no echar gota. En todo caso, este arcade run’n’gun es ciertamente uno de esos juegos que muestran por qué el Amiga era una plataforma de culto.
Las razones de por qué es un título indispensable del catálogo son obvias. Primero sus gráficos, cuyos sprites tienen fluídas animaciones, con jefes finales enormes y unos detallados mapeados. Los niveles son enormes, tanto en horizontal como en vertical, y siguen sorprendiendo durante toda la partida. La música constuye uno de los mejores trabajos de Chris Hülsbeck. Increíble que algo suene y se vea tan bien en 512 KB de RAM.
Lo único a achacar es quizás un control ligeramente deficiente. No a todo el mundo le gusta usar el botón direccional para saltar en un juego de plataformas, y el látigo de rayos tarda un poco en aparecer. Además, la cámara queda muy cerca de donde nos estamos moviendo, por lo que es complicado ver a veces lo que se nos viene encima. Es una lástima, porque el resto del juego está bastante bien equilibrado y tiene una dificultad justa. Mi análisis puedes verlo en PixFans.
Cannon Fodder
La guerra nunca había sido tan divertida. Este juego, lleno de humor negro y de violencia, sería un precursor más arcade de títulos más modernos como Commandos, galón que disputaría con Syndicate, otro gran juego del mismo año.
Bajo un halo de glorificación de la guerra y la violencia se discierne un alegato antibelicista que se hace evidente cuando avanzamos en el juego: antes de empezar una misión tenemos una cola de reclutas… y un cementerio con una lápida por cada soldado que te hayan matado. Esto también se evidencia en el videoclip que introduce el juego: «La guerra nunca había sido tan divertida. Mata a tu hermano, déjalo morir al sol en su uniforme». Irónicamente, obtuvo duras críticas en el Reino Unido e incluso fue prohibido en Alemania.
Respecto al juego en sí, tiene una jugabilidad muy sólida, que tan sólo usa el ratón. Tienes tu pelotón, infinitas balas de ametralladora y granadas que puedes ir adquiriendo. Mogollón de niveles, de detalles y una música que siempre recordaremos por su letra.
Sensible Soccer
Un año antes de Cannon Fodder, Sensible Software desarrolló un juego de fútbol para el Amiga conocido tanto por su jugabilidad como su dificultad. No tenía gráficos enormes, ni grandes efectos de sonido, pero sí un control divertidísimo (aunque difícil) que permitían mayor jugabilidad que todos sus contemporáneos.
De acuerdo, carece de la espectacularidad de Super Side Kicks, pero aún así se trata de otra historia. No se puede meter más fútbol en dos diskettes. FIFA tardaría al menos dos años en llegar, y aun así no se acercaba a la diversión que proporcionaba Sensible Soccer. Además el juego se hizo famoso por poder personalizar cada equipo y cada jugador. Demasiado atractivo poder hacerte equipos como el Newteam, el Tōhō… o el Alcoyano con Van Basten. Si no querías personalizar nada, tenías un montón de selecciones y clubs, junto con una selección de equipos absurdos y muy británicos.
El juego recibió sucesivas mejoras a lo largo de los años, empezando con una versión 1.1 en la que se podía elegir dificultad, muy de agradecer, dado que en la primera versión la pelota se escapaba con una velocidad pasmosa. Posteriores versiones llamadas Sensible World of Soccer permitían gestionar clubs además de jugar los partidos, además de incluír algún vídeo CGI cutre con avaricia.
Lemmings
Un juego que no necesita presentación. Cien niveles, cien lemmings, y un puñado de herramientas para hacerles llegar a su casa sin precipitarse al vacío.
Ningún juego de puzzles hasta la fecha era tan dinámico, variado y divertido como los Lemmings. La cantidad de elementos en pantalla era abrumadora. Niveles genialmente diseñados y una dificultad creciente pero justa hacían del juego algo muy adictivo, llegando a ser verdaderamente frustrante en los niveles más difíciles. Pero el descubrir la mecánica de cada nivel hacía que rentara.
En el apartado sonoro el juego se queda un poco atrás, las melodías no son originales y el sonido no es muy variado. Al menos la música suena bastante bien, y los pocos sonidos que salpican el juego son acertados. Por fortuna la calidad gráfica está a la altura, los niveles son muy detallados y tienen la suficiente variedad para no volverse monótonos, a pesar de estar construidos en trozos discretos.
Otro de los elementos del juego que es digno de mención es la cantidad de referencias y guiños a producciones anteriores que tiene. Puedes leer un montón de curiosidades en este artículo que escribí hace un tiempo. Es increíble que los creadores de Grand Theft Auto tuvieran un inicio así, ¿eh?
Shadow of the Beast
Antes de unirse a Ubisoft y mucho antes de programar Watchdogs, Reflections publicaba bombazos con Psygnosis. En 1989 creó este juego para Amiga, llevándolo después a chorrocientas plataformas más.
El juego es un arcade sidescroller bastante tradicional, incluso pecando de arcaico. Bebía más o menos de la cultura de las recreativas clásicas como Kung Fu Master o Vigilante, pero en un escenario fantástico en el que un malvado hechicero te ha transformado en la Bestia. En el apartado jugable es un juego correcto, difícil y algo monótono, pero con un desarrollo sólido y con caminos no lineales que le dan vidilla.
Donde el juego se luce es en su apartado multimedia. Visualmente es puntero, su scroll parallax de 12 planos y su multitud de colores en pantalla era la envidia de todos los sistemas de la época. La música fue el mejor trabajo de la carrera de David Whittaker, y en aquella época era el mayor vacile en cuanto a música digital generada por un microordenador personal. Sencillamente brillante.
Worms
Este juego empezó a definirse como un Lemmings bestia, donde por turnos unos gusanitos se disparan bazokazos. Es más correcto decir que es una versión muy evolucionada del Scorched Earth, aunque los gráficos nos recueden más al juego de los animalitos. En todo caso estamos ante uno de los conceptos más divertidos de los 90, y un juego ideal para jugar contra otros.
Hay muchas características notables en este título: muchas armas, movimientos, voces, infinitas pantallas, buen sonido, una física en 2D convincente, y sobre todo muchas horas de diversión en multijugador local. Te creas tu equipo de gusanos y empiezas a pelearte con tus compinches. Naturalemente también podemos batirnos contra la máquina, aunque no es tan divertido. Lo más destacado que puede criticarse es su baja resolución, aunque pedir 640×480 en un juego del 94 de estas características es pedir bastante.
En retrospectiva es un juego memorable, con un planteamiento sencillo (y en principio existente) pero que aún hoy día persiste en sucesivas secuelas. Una jugabilidad sólida, orientada a jugar con amigos, y por supuesto un estandarte para el Amiga.
Another World
Artísticamente merece su propio epígrafe. Eric Chahi hizo prácticamente solito esta obra de arte en 1991, desde los gráficos, el sonido, los dibujos hasta el engine gráfico. Tan sólo la música fue trabajo de un colaborador. El resultado no puede ser más puntero: las escenas de animación a pantalla completa hacían que pareciese otro planeta.
Empezando por la intro, el juego es espectacular. En la noche, el doctor Chaykin llega a su laboratorio en su Ferrari GTO, comienza los experimentos y se ve transportado a otro mundo. Todo ocurre de forma tan cinemática que no se sabe dónde termina la intro y donde empieza el juego. Nada de voces en off, ventanas emergentes indicando cómo mover el personajes o desbloqueo de logros al coger una gominola: todo es narrado mediante escenas.
Eso sí, el juego no nos pone las cosas fácil, ni mucho menos. Cada pantalla puede ser un desafío, los errores suelen ser fatales y no hay tiempo para la acción ya que acabarás frito, lleno de garfañones hasta morir, envenenado ahogado, etc. Al menos hay cinemáticas preciosas donde podrás ver tu muerte. Aun así, si decides probarlo (cosa recomendable) existen versiónes 15 y 20 aniversario para Windows, Android, iOs y casi cualquier sistema moderno.
No nos olvidemos de …
- Agony: Art & Magic creó esta preciosidad visual y sonora y dio vida a la lechuza de Psygnosis. Si hubiera sido más jugable sería un juego legendario.
- Defender of the Crown: La campanada de presentación del Amiga. En videojuegos domésticos fue la verdadera tecnología punta del momento.
- Swiv: Secuela espiritual de Silkworm, toda la acción de los arcades del momento. Imprescindible.
- Battle Squadron: Parece un arcade, pero es un juego para un ordenador doméstico.
- Alien Breed: El gauntlet al estilo Alien, un clásico del Amiga y uno de sus mejores arcades.
- The Hunter: El abuelo de todos los GTA modernos. Increíble que se gestara en 1991.
- Gods: Temática de acción y puzzles, tan presente hoy día, con grandes gráficos y sonido.
- The Settlers: Un clásico de la estrategia, con una complejidad nunca vista hasta entonces.
- North & South: Basado en el comic Les Tuniques Bleues. Estrategia, acción y humor para dos jugadores.
- Xenon 2: Megablast: Uno de los matamarcianos clásicos por excelencia, marcado por su enorme banda sonora.
- Chuck Rock: Un gran personaje, un juego de referencia por su jugabilidad y su música.